El escribir en un blog que nadie lee, excepto su propio autor, tiene sus ventajas. Puede escribir sin tapujos sin temor a que sea señalado, criticado, alabado. Creo que hay escribir lo que se piensa o siente, sin importar si lo lee una persona, o millones, benditas contradicciones.
No odio la navidad. No le hago la vida imposible, ni tampoco se la arruino a los que me rodean. Es tan simple como que no me causa emoción alguna. Claro, si lo vemos desde el punto de vista materialista, es una época donde el dinero fluye, se da uno que otro gusto y así, pero al ser algo superficial, el efecto de dicha "felicidad" efímero.
Es obvio que tengo algún trauma con esta época pero no ahondara en el tema en esta ocasión. Lo que si puedo decirles, es que me causa nostalgia y tristeza ver como los niños dejan su carta a santa claus, esperando que su deseo sea cumplido. Y es algo hermoso, de verdad.
En mi infancia (cuyos pocos recuerdos se van extinguiendo poco a poco) no hay muchos momentos de felicidad o ilusión en Navidad. Desde muy niño me enseñaron que santa no existía. En la que se supone que es una época para reunir a la familia y disfrutar con ella, no tengo recuerdos memorables que evocar. Simplemente no existen, que triste, no?
Mi padre nunca estaba con nosotros en esa época Prefería quedarse en casa a dormir, o inventar alguna excusa para el 25 irse a la calle. Mi madre hacia lo posible por hacernos llevadera la situación y siempre le estaré agradecido por eso.
Mi hija me hace creer que voy a recuperar esa ilusión, y que ella tendrá a su padre para la navidad. Y procurare cumplirle y hacerle feliz a toda costa.
