Fragmento de un articulo titulado "Druidismo La Religión Atlante" publicado en la revista Año Cero, numero 05-214.
La creencia de los antiguos celtas en que los Tuatha Dé Danann, los que <> el druidismo a Irlanda, provenían de una isla en el norte del mundo, hizo que identificaran el Paraíso precisamente con unas tierras en medio de los mares, a las cuales iban a parar los espíritus de los fallecidos. Era la Tierran de la Juventud, un lugar de infinita felicidad en el que abundaban los manjares, moraban hombres y mujeres de gran belleza y, sobre todo, no existía la enfermedad ni se envejecía. Este <> se encontraba más alla del extremo occidental del mundo, en el fin de la tierra. Es decir, en el Finisterre. El mapa para llegar al límite último conocido localizado en los cielos; era la Vía Lactea, el camino astral que seguían las almas de los muertos para llegar al <>, a la tierra de la Juventud Y estas almas podían verse en las noches simplemente prestando atencíon a las alturas. De vez en cuando, el espíritu de algún fallecido cruzaba a toda velocidad siguiendo el sendero de la via lactea para llegar a la Tierra de la Juventud. Nos estamos refiriendo, claro está, a las estrellas fugaces.Probablemente por esa razón todavía pervive en nuestros días la constumbre de pedir algún deseo cuando vemos pasar ante nuestros ojos uno de estos cuerpos celestes. Y es que si las estrella es un alma que va al Paraíso, no tendra inconveniente en llevar nuestra petición a los dioses.
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