jueves, 15 de enero de 2009

Y usted, que Opina?

Nota aparecida en el Diario de Yucatán el dia 15 de Enero de 2009.


El alma gemela se hace, no nace

Creer en el “Felices para siempre” lleva a una desilusión


WASHINGTON (Por Ellen McCarthy, de The Washington Post).— ¿Las cosas no van bien en el frente de las citas?.

Culpa a Hugh Grant. Y a Meg Ryan. Y a todas aquellas comedias románticas que de manera insidiosa han envenenado tu vida amorosa con uno tras otro enfermizo final feliz.

¿La toxina de su elección? Absurdas altas expectativas.

Un equipo de investigadores de la Universidad Heriot-Watt en Escocia encontró que los consumidores de comedias románticas en el cine tienen más probabilidades que otros de esperar que en sus relaciones exista el ideal de “Felices para siempre” al estilo hollywoodense.

En un estudio los investigadores proyectaron a cien estudiantes la película “Señales de amor (Serendipity)” de John Cusack y a otros cien, una cinta menos endulzada. Quienes vieron “Señales de amor” tenían más probabilidades que otros de decir que creían en el destino y el amor predestinado.

“Eso realmente crea altas expectativas en algunas personas y pone a mucha gente en el camino de la desilusión”, dice Bjarne Holmes, psicólogo social que participó en el estudio.

“Hay mucha investigación ahí afuera que muestra que si mantienes esta idea de que hay algo como el amor predestinado... entonces tienes de hecho una tendencia a ser menos feliz en tus propias relaciones”, advierte.

En esos casos, “cuando las cosas comienzan a llegar a un punto en que en verdad debes trabajar en tus relaciones entonces empiezas a pensar: 'Bueno, ¿estamos destinados a estar juntos o no, así que cuál es el punto?'”, señala Holmes.

Este equipo encontró que los seguidores del género están más inclinados a pensar que un compañero debería ser capaz de atender sus necesidades emocionales y físicas de manera instintiva, sin expresarlas siquiera.

Ideas comunes

El equipo también estudió el contenido de las 40 comedias románticas más populares y halló temas comunes. En principio, las parejas de la gran pantalla tienen una confianza y lazos de unión que al resto de nosotros nos toma años desarrollar.

Ellos rápidamente superan transgresiones como la mentira y el engaño. Se sienten profunda y rápidamente embelesados uno con el otro mientras que a las parejas casadas en los mismos filmes se les presenta en medio de discusiones y sin afecto.

“Ése es un contraste muy interesante con la realidad”, apunta Bjarne Holmes. “Mi argumento sería que las parejas que han estado juntas 20, 30, 40 años y aún son felices son a las que con probabilidad necesitamos emular en la cultura popular”.

¿La parte “Felices para siempre” es algo así como un misterio? Holmes tiene una acotación al margen para los amantes de las comedias románticas: “No encuentras un alma gemela... la consigues con el tiempo porque trabajas en ello”.

Yo he visto cientos de esas peliculas romanticas, y coincido con lo expuesto en la nota, honestamente no creo que pueda ser asi como nos lo pintan en la realidad. Tengo que confesar que a veces le dan a uno un aliciente el verlas, pero no tanto como pa creer que al final siempre existira un final feliz. Claro que no puedo extenderme mucho, puesto que mi experiencia en las relaciones se limita a estar siempre enamorado y poco correspondido. Se aceptan opiniones. Voy a quitar lo de las restricciones de comentarios ptpt, pa que no te enojes. Caroline checa lo nota y luego platicamos ;)
Ya entrados en el tema, les recomiendo ver la peli a la que hace alusión el articulo, Serendipity. De igual manera, les recomiendo mucho la de "Love Actually", llena de melosidad como toda comedia romantica, pero con una pisca de realidad que la hace altamente disfrutable (De hecho, en ella se da una situación que a mi me paso en la vida real)
Ahi queda.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Fcuk!... he visto demasiadas de estas y aunque ultimamente he dicho que las odio, me quede lela viendo Cómo perder un hombre en 10 dias la noche del 31... ok amigocho, nos vemos pa platicar del asunto.

CaRoLiNa