sábado, 27 de junio de 2009

Viernes

Ayer fue de esos dias de trabajar hasta morir. Desde que llegue a las 6:30 de la mañana a la oficina no pare en todo el día. Para variar, los pendientes estaban amontonados, aunado a que ya es fin de mes (informes al por mayor). Bastante bien me la lleve, aunque me rebele por la tarde y me negue a hacer algo que me pidieron. Desde luego, que no fue un acto de maldad ni nada, simplemente que al hacer eso que me pedian dejaba de hacer otras cosas que resultan de vital importancia para mi. Simplemente tome una decisión, pero como ya conozco a mi gente, me va traer consecuencias. Pero que vengan, estoy preparado para todo la mierda que puedan tirarme. No me gusta ser asi, pero hay personas con las que no te queda de otra. Asi son y no van a cambiar, por mas que uno le diga, en buen o mal plan. Lo unico que queda es esperar a que se vaya, que no falta mucho por cierto.
El imbecil mayor hizo algo para lo que no midio consecuencias. Ayer empezo a resentir los efectos de esa desicion egoista y llena de ambición. No le deseo mal, pero de seguir asi seguramente se ira directo a la chingada.
Me retire a las 9 de la noche de la oficina, lleno de cansancio, hambre y con un dolor de cabeza cabron. Pero al menos, tengo la tranquilidad de estar en Mérida, con la mayoria de los pendientes ya atendidos.
El lunes ya sera otra historia.

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