Ayer por la noche, en compañía de mi amada esposa, estábamos en Plaza Sendero, a punto de degustar una rica cena, como otras tantas veces. La deje por un momento, ya que tuve que ir a recoger la comida, cuando al regresar (al mismo tiempo) un par de mocosos se le acercaron:
Señora, me da mucha pena, pero....(censurado), desde lo lejos. (risa nerviosa)
Fue algo tan inesperado y hasta cierto punto chistoso, que nos quedamos de piedra, al no poder creer lo que lo estábamos escuchando. Yo no alcance a reaccionar, aunque ana si lo hizo. Así como llegaron se esfumaron los fulanos esos, y después de un rato, no entendíamos que había pasado. Al final, ambos no pudimos aguantar la carcajada ante la situación tan chistosa que acabábamos de experimentar.
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